Jue. Abr 25th, 2024

«Si no lo hacemos, los cockies los volarán», dijo White, usando un término de jerga para los pequeños agricultores. «No te detendrás».

Al final, la disputa sobre la industria del canguro australiana siempre se debió en parte a la crueldad y solo en parte a los animales. Más visceralmente, se trata de los valores que prevalecen.

Para Pacelle, los cazadores profesionales de Australia justifican el daño a la vida silvestre para cobrar. Para el profesor Wilson, los activistas por los derechos de los animales están comprometidos con un “imperialismo” que impone su sensibilidad a los demás.

El caso contra el negocio del canguro trae consigo un sentido de rectitud que trasciende fronteras. La defensa es provincial; Es menos moral que pragmático. Y lo que está claro, al menos en el interior de Queensland, es que si bien la distancia puede proporcionar perspectiva, también puede pasar por alto hechos y simplificar demasiado las verdades complicadas.

Por ejemplo, los incendios que llevaron a pedidos de regulación el año pasado se concentraron en Nueva Gales del Sur, a cientos de kilómetros de donde el Sr. White está cazando. En su estado de Queensland, los datos de la encuesta se recopilaron a principios de este año. Pon la población de canguros para las tres especies que se cosechan con 16,7 millones – lejos de estar en peligro de extinción.

Leslie Mickelbourgh, directora general de Warroo Game Meats, dijo que la campaña de botas también fue un truco. Aunque ni el gobierno ni la industria desglosan las exportaciones o los ingresos totales por producto, Mickelbourgh dijo que los canguros de Surat se usaban principalmente para la carne. Los animales se ven cada vez más como una alternativa más ética para la carne de vacuno y de cordero porque los canguros no contribuyen al cambio climático eructando metano y porque son capturados en su hábitat.

Los críticos de la industria, el Sr. Mickelbourgh, dijeron: «No entiendo nuestro país».

Estaba sentado en una oficina cerca de fotos de su padre, el fundador de la empresa, con enormes pilas de pieles de canguro. El Sr. White, que pasaba por allí, estaba sentado en una silla junto a una pancarta que decía «Piensa en local».

por soy_moe

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